El arte es un camino que lleva a regiones
en las que no rige el tiempo ni el espacio
(Marcel Duchamp)
BABILONIA MODERNA OCCIDENTAL
Quisiera hablar, el día de hoy, de una ciudad que está
en todas partes y en ninguna a la vez, una ciudad de ciudades: Babilonia
moderna occidental, ciudad transhistórica, transpolítica,
transcultural, transnacional, transcomunicacional. Hablaré de
esta ciudad-mundo entendiéndola como el gran proyecto
urbanizador de Occidente moderno, un proyecto de ciudad inconcluso
que se viene gestando desde hace unos cuantos siglos y que, a pesar de
la ruptura posmoderna, sigue en construcción gracias al capitalismo,
la urbanización de las telecomunicaciones y las súper
autopistas electrónicas de la información.
La ciudad es la mayor forma de la historia, no hay civilización
sin ciudad. La ciudad es información, ordenamiento físico
y simbólico, circulación, memoria. Podemos pensar
la ciudad como un fenómeno comunicativo: enlaces entre dos
o más puntos, tránsito de mensajes, de puntos de vista,
de imaginarios, de textos. La organización de estos trayectos,
vías o rutas, es lo que une a los seres humanos dentro de la ciudad,
es lo que nos hace próximos a los otros, lo que nos permite
ser ciudadanos, habitantes de la urbe. La historia de Occidente es la
historia de la organización de esas rutas (urbanización
del espacio y el tiempo): colonización, postcolonización,
globalización, mundialización.
La metáfora de Babilonia, proporciona claves para entender
el proceso de la modernidad occidental a nivel económico,
histórico, político, cultural, social, filosófico
y estético; el proceso de universalización, de mundialización,
con su economía de mercado capitalista, sus variadas
y novedosas revoluciones artísticas, sus revoluciones de los transportes,
de la industria, de la cultura, de la ciencia y de la información,
sus terribles guerras, sus ataques terroristas, sus descubrimientos. Babilonia
occidental cuya imagen podemos ver el día de hoy en las fotos
satelitales del planeta tierra, la ciudad-mundo descentrada compuesta
por todo el conjunto de antiguas capitales nacionales, viejas metrópolis,
anacrónicas megápolis y vetustas ciudades
estado. Babilonia: polis universal, aquí y ahora, en todo
el planeta. Ciudad-mundo de gran tamaño y monumentalidad, dotada
de magníficas maravillas, rapidísimos medios de comunicación
y de transporte, y, por supuesto, una lengua única[1].
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EL
ESTETICISMO DE LA CIUDAD-MUNDO
(
)algún
anuncio, solo y único, que hiciera detenerse asombrados a los
transeúntes, un cartel de novedad, excluidos todos los aditamentos
extraños, reducido a sus términos más sencillos
y eficaces sin exceder el alcance de la visión casual y en armonía
con la velocidad de la vida moderna.
(James Joyce, Ulises, 1914-1921)
Ahora
bien, cuando hablo de la conformación de una lengua única
en la ciudad-mundo quiero relacionar el fenómeno urbano con el
estético, con la literatura y más específicamente
con la escritura (pictográfica, jeroglífica, ideográfica,
fonética, alfabética). De ahí que haya destacado
anteriormente la comunicación y la circulación de mensajes
como característicos de la ciudad. La estética, al tener
que ver con el arte, con la memoria y con los símbolos
visibles y publicables, es fundamental en el proceso de urbanización
occidental. Pensar la estética y la escritura de la
ciudad-mundo nos lleva a leer en los escenarios y paisajes urbanos una
variedad de marcas y huellas que tienen efectos representativos. Babilonia
moderna occidental tiene su escritura, su universo de signos
que expresan la imagen de la ciudad. Imágenes que son puestas en
circulación para despertar sensibilidades, deseos, miradas, posibilidades
de tránsito y encuentro. Verbigracia, las poéticas de nación
desarrolladas en América Latina para fundar los nuevos estados
nacionales o la literatura del modernismo hispanoamericano con sus postulados
de integración cultural mundial.
Hoy, en el 2003, la exposición pública de escrituras e imágenes
se torna abrumadora. La esteticidad de la vida urbana nos desborda con
la acción de los rápidos medios masivos de comunicación,
la repetitiva publicidad y el imperativo de consumir productos
estándar individualmente. Algunos hablan incluso de la consolidación
de una estética internacional popular. La vida cotidiana de los
ciudadanos del mundo se encuentra plagada de placeres, goces y
gustos que pasan por las comidas, los vestidos, la música,
los cuerpos, las súper estrellas de cine, los dibujos animados,
un sinnúmero de géneros literarios, entre otras maravillas.
La presencia masiva del arte ha terminado por darle sentido a las producciones
estandarizadas que sensibilizan masas, muchedumbres y multitudes. El capital
circula rápidamente y no da espera, procurando siempre producir
más y más, más capital, más arte, más
literatura, más música, más cine, más novedades,
más variedades, más curiosidades.
En medio de tal saturación de estéticas, pensar en
una nueva nos puede llevar a caer en la redundancia cíclica de
la modernidad y la crítica ideológica. ¿Acaso no
tenemos suficientes novedades en el cúmulo de vanguardias
(-ismos) que nos ha brindado el arte y la literatura de los siglos
pasados? ¿Acaso no es bastante paradójico que aquellas vanguardias
se hayan convertido en los nuevos clichés y cursilerías
del arte popular? ¿Acaso no es demasiado redundante que el kitsch
de las industrias culturales termine siendo parodiado críticamente
por la vanguardia y luego a manera de venganza como lo ha afirmado
Humberto Eco- la vanguardia transformándose en kitsch masivo y
multitudinario?
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UNA PROPUESTA DE LECTURA Y REESCRITURA
Las mariposas nacen de las calcomanías que pegan los
niños en los cristales del invierno o en sus libros de estudio.
(Don Ramón Gómez de la Serna, Greguerías, 1913-1927)
Quisiera proponer, ahora, un juego anagramatical que nos permita
transitar por la abrumadora presencia símbolos, palabras,
íconos, marcas, logotipos, emblemas y mensajes que circulan en
Babilonia. Para ello quisiera compartir una experiencia de tránsito
cotidiano, un ejercicio lúdico que traza un trayecto entre la estética
popular de la vía bogotana de hoy y la estética del modernismo
hispanoamericano de finales del siglo XIX, más específicamente,
entre las calcomanías y grabados que suelen llevar los vehículos
automotores que transitan por Bogotá[2]
y la escritura modernista de Azul
(1888) de Rubén Darío[3].
Es viernes por la mañana y viajo en un bus de servicio ejecutivo
de la empresa de transportes Metropolitana de Trans.. El inmenso
vehículo, con capacidad para transportar 45 pasajeros
sentados (No se admiten pasajeros de pie) posee una carrocería
de marca Blue Bird. Leo en El pájaro
azul:
El
pájaro azul vuela...
El bus tiene un cartel que dice CENTRO indica su ruta-,
y en este momento se desplaza (a 10 Km/h) por la Avenida Chile hacia
la Carrera Séptima. En medio de la monotonía de un
trancón o embotellamiento (Traffic Jam), recuerdo que Azul
fue publicado en Santiago de Chile por un joven nicaragüense,
nacido en Metapa. Miro hacia la calle por la ventana que tengo al lado
derecho y leo una marca pegada en el vidrio trasero de un
taxi Chevette: un pájaro amarillo, un canario, un
dibujo animado, Twity o Piolín, personaje de la Warner Brothers.
Leo en El rey burgués/Cuento alegre:
"(...)
A más de los cisnes, tenía una vasta pajarera, como amante
de la
armonía, del arrullo, del trino(...)El rey tenía cisnes
en el estanque,
canarios, gorriones, senzontes en la pajarera;"
Me
doy cuenta también, que pegada sobre el costado de
un bus intermunicipal de la empresa Flota Santa Fe viaja
la imagen de un perro, quizás un galgo. Leo en El rey
burgués/Cuento alegre:
"(...)Los
perros de patas elásticas iban rompiendo la maleza en la carrera,
y los cazadores, inclinados sobre el pescuezo de los caballos, hacían
ondear los mantos purpúreos y llevaban las caras encendidas y
las cabelleras al viento."
El
tráfico no fluye, el bus lleva quince minutos detenido en el mismo
sitio. Miro una vez más por la ventana y encuentro que sobre el
ventanal trasero de un colectivo Chevrolet está posada
un águila con alas extendidas, en posición de vuelo. Leo
en el Rey Burgués/Cuento alegre:
"(...)da
golpes de ala como las águilas, o zarpazos como los leones. Señor,
entre un Apolo y un ganso, preferid el Apolo, aunque uno sea de tierra
cocida y el otro de marfil."
El
trancón ha llegado a su fin. Una vez sobre la Carrera Séptima
(antiguamente conocida como Calle Real), el Blue Bird
acelera su curso
¡Oh,
el pájaro azul volaría muy alto! ¡Bravo!
En
un semáforo con luz roja, en la Séptima con Calle
45, el Blue Bird se detiene. Desde la ventana que tengo
al lado que por cierto tiene un letrero que dice Salida de
Emergencia- observo la carpa negra de un camión
Ford en donde se ve grabada la imagen de un tigre. Leo
los versos de Estival:
"La
tigre de Bengala,
Con su lustrosa piel manchada a trechos
Está alegre y gentil, está de gala.(...)"
También veo que la tigre de Bengala posa su rostro
en el bumper de un taxi Hyundai:
La luz cambia a verde, y el Blue Bird vuela. Hacen falta pocas
cuadras ya para llegar a mi lugar de destino: el Museo Nacional
en la Séptima con Calle 28. Miro por la ventana para ver
si debo levantarme de mi puesto e ir a timbrar y me encuentro
con una última imagen reveladora: en el ventanal trasero de un
bus intermedio de la compañía Trans. Rápido
viaja la imagen de un león acompañada de una leyenda que
dice The Lion. Leo en Estival:
"No
envidia al león la crin, ni al potro rudo
el casco,(...)"
Me
levanto de mi puesto y me dirijo a la puerta trasera. Ubico el timbre
sobre el techo del Blue Bird -Servicio Ejecutivo- y lo hago
sonar. El vehículo se detiene y salto a la calle. Tomo un poco
de aire. Pienso: seguirle la pista a las marcas y huellas escritas
que nos proponen nuestras ciudades latinoamericanas, permitiendo su reescritura
en los diferentes contextos del archivo escriturario occidental, puede
resultar una suerte de felicidad, una suerte de tránsito no
regulado- al interior de la ciudad-mundo[4].
JUGAR
(
)Babilonia no es otra cosa que un infinito juego de
azares.
(Jorge Luis Borges, La lotería de Babilonia, 1941)
La
escritura de la ciudad-mundo puede ser recorrida, movida. Existen múltiples
contextos y no hay esfuerzo de fijación que detenga el movimiento
de las marcas y las huellas escritas. Contextualizar y descontextualizar
las marcas es la propuesta para transitar la Babilonia de hoy. Recorridos
de ida y vuelta que trazan rutas sin ningún esfuerzo renovador,
que nos permiten despistar la rápida y pesada redundancia
cíclica moderna. Transitar la escritura, rompiendo con ello las
barreras del tiempo y del espacio. Dar lugar a la reescritura, a la lectura
que insiste en volver a escribir sin intentar fijar el sentido ni procurar
algún tipo de necesidad. Danzar, reír, jugar...propiciar
el juego de la marca. Quizás así podamos romper los universos
de orden que los distintos estratos de poder nos imponen.
Andrés Alberto Lombana Bermúdez
Bogotá, Noviembre, 2003.
Bibliografía
DARIO, Rubén, Azul
(1888), Madrid: Editorial Espasa Calpe,
1998.
DERRIDA, Jacques, "La différance" (1968) en Márgenes
de filosofía, Madrid: Cátedra, 1998.
ECO, Humberto, Apocalípticos e integrados (1965), México
D.F: Tusquets Editores, 1997.
GARCIA Canclini, Nestor, Consumidores y ciudadanos, Mexico D.F: Grijalbo,
1995.
GUATTARI, Felix, El nuevo paradigma estético en
Nuevos Paradigmas, Cultura y Subjetividad, Buenos Aires: Paidós,
2002.
MARTIN-BARBERO, Jesús, Investigar la ciudad: una propuesta
de agenda en Red de investigadores de cultura urbana sobre
Bogotá. Perspectivas desde un encuentro, Bogotá: Fondo Mixto
para la Promoción de la Cultura y las Artes de Santa Fe de
Bogotá, 1997.
ORTIZ, Renato, Los artífices de una cultura mundializada, Bogotá:
Siglo del Hombre Editores, Fundación Social, 1998.
RAMA, Angel, Rubén Darío y el modernismo, Barcelona: Alfadil
Ediciones, 1985.
REY, Germán, Balsas y medusas. Visibilidad comunicativa y narrativas
políticas, Bogotá: Fundación Social, 1998.
SANTOS, Lidia, Kitsch Tropical. Los medios en la literatura y el arte
de América Latina, Madrid: Iberoamericana Vervuert, 2001.
SILVA, Armando, Imaginarios Urbanos. Cultura y comunicación urbana,
Bogotá: Tercer Mundo editores, 1998.
VATTIMO, Gianni, Más allá de la interpretación, Barcelona:
Paidós, 1995.
VIRILIO, Paul, Cibermundo: La política de lo peor, Barcelona: Anagrama,
1997.
Fotografía
LOMBANA Bermúdez, Andrés Alberto, Proyecto Detransitando
Babel: Iconografía y tipografía del
transporte público bogotano, Bogotá, 2000-2003.
[1]
La lengua única es toda una paradoja, es homogénea
y heterogénea, diversa, multicultural,
moderna y tradicional al mismo tiempo.
[2]
Este tipo de arte gráfico popular es producido de manera anónima
por diversos creadores informales que se encuentran ubicados en
Bogotá, en la Calle Sexta entre carreras 20 y 18. Su arte, sus
marcas, sus huellas, son pegadas (reescritas) por los dueños
de buses, busetas, microbuses, colectivos, taxis y camiones, sobre la
piel de las máquinas que conducen. Este acto de inscripción,
de escritura en su mayoría autoadhesiva-, lleva consigo un
esfuerzo de originalidad y de personalización. De esta
manera, ellos hacen de sus vehículos parte de su mundo propio.
[3]
El modernismo hispanoamericano, del cual Darío fuese pionero, intentaba
modernizar la literatura en lengua española, buscando, mediante
un virtuoso esfuerzo de síntesis, instaurar un isocronismo cultural,
un actualismo y un cosmopolitismo acordes con la madurez de la modernidad
a finales de siglo XIX y principios del XX. A manera de resumen
y breve esbozo del modernismo, podemos decir que su escritura se
caracteriza por la sobre imposición de las estéticas del
romanticismo, realismo, naturalismo, parnasianismo, simbolismo, positivismo,
espiritualismo y vitalismo. El virtuoso esfuerzo de síntesis de
los poetas y escritores modernistas es sumamente subjetivo y original;
sintiéndose ciudadanos del mundo, quisieron hacer el mundo
suyo en la escritura, y con ello claro está- ingresar al
creciente mercado de consumo cultural internacional (capitalismo impreso).
De ahí su curiosismo cultural, su exotismo, su esteticismo
y búsqueda de nuevas formas puras y bellas. Para nuestro
ejercicio de tránsito he seleccionado dos cuentos (El rey burgués
y El pájaro azul) y un poema (Estival) del variado
y novedoso libro de Rubén.
[4]
En Bogotá, por ejemplo, es posible realizar trayectos entre barrios
que llevan por nombre el de muchas de las ciudades que componen la ciudad-mundo.
Podemos viajar a Paris, a Roma, a Londres,
a Berlín, a Los Ángeles, a Nueva
York, a Niza, a Atenas, a Jerusalén,
a Ciudad Berna, a Ciudad Méjico, a Lisboa,
a Venecia. Estos barrios (colonias) y muchos otros más,
son el lugar de habitación de un gentío que sumado
va ya por los siete millones de habitantes (inmensa multitud, muchedumbre
consumidora, ciudadanos del mundo).
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